La construcción del Socialismo venezolano pasa por
la actividad creadora y por plasmar el principio robinsoniano de inventar: es
una invención del infinito poder creativo venezolano que, no por eso, deja de
lado la esencia de lo que es el Socialismo. Hay quienes se están
"coleando" en esta discusión proponiendo modelos socialdemócratas o
modelos al estilo de los países nórdicos que para nada tiene que ver con el
espíritu revolucionario y transformador que debemos reivindicar para el
Socialismo venezolano.
En Venezuela, desde marzo del año 2004, se
comenzaron a conformar los Núcleos de Desarrollo Endógeno, como una propuesta
revolucionaria que busca incorporar a los excluidos a un nuevo modelo de
desarrollo, partiendo de su entorno y de sus propias potencialidades y
generando sus propias riquezas, desde adentro, con una visión de
sustentabilidad y sin perder el sentido de globalidad. Se entiende que los
núcleos son el primer eslabón de esa nueva dinámica territorial que, inspirada
en el Plan de Desarrollo Económico y Social (2001-2007), apunta a la descentralización y a la desconcentración tanto de la población como
de la riqueza y el desarrollo.
Pero los núcleos no sólo se concibieron como
espacios para el desarrollo de un nuevo modelo económico. Los núcleos intentan
ser espacios para la construcción de un nuevo tipo de sociedad, en la que los
fines e intereses de sus integrantes (los lanceros) estén orientados a la
búsqueda del bienestar común, más que a la acumulación de capital y al
seguimiento de patrones del consumismo que impone el capitalismo. En los
núcleos se comenzó a desarrollar un programa de formación que rebasaba lo
meramente técnico para incorporar la formación sociopolítica, y el ejercicio
dialéctico de la discusión, como forma de llegar a acuerdos. Incluso, dentro de
la estructura organizativa y de coordinación de los Núcleos se incorporó la figura de un
Coordinador Sociopolítico elegido directamente por los lanceros y como
mecanismo de ejercicio de la Democracia Participativa.
También, producto de esa concepción de globalidad y de
contextualización de los Núcleos en la realidad nacional, se incorporó a un
Coordinador de Logística, miembro de la reserva, quien le daría la
formación a los lanceros en cuanto a la autodefensa necesaria en el Núcleo,
producto de esta situación conflictiva que vive el país contra el imperialismo.
Como se puede ver, los Núcleos de Desarrollo
Endógeno no sólo consisten en la potenciación de las fuerzas propias, por
dentro y desde adentro, o en el Desarrollo Local Sustentable y la
Desconcentración Territorial. Los Núcleos cuando se miran en el marco de las
propuestas de los Polos de Desarrollo Endógeno y los Ejes de Desarrollo
Endógeno, constituyen el más grande esfuerzo de planificación participativa de
la economía y del nuevo modelo de desarrollo que construye la Revolución
Bolivariana. Ahora bien, ese esfuerzo de planificación, desde el Estado pero
con la verdadera participación popular, es un nuevo enfoque en la definición
del Socialismo. Se busca la socialización de los sistemas de producción, poniéndolos en manos de las
cooperativas y otros modelos de organización popular, y el control de la
economía por parte de un Estado Participativo, con miras a la eliminación de
las clases sociales y la colectivización de la propiedad de los medios
de producción.
Los Núcleos son entonces, la tarea más importante
llevada a cabo por la Revolución Bolivariana hacia la construcción del
Socialismo del Siglo XXI. Pero no ha sido la única tarea de la Revolución: las
iniciativas de cogestión llevadas a cabo en algunas empresas (Invepal, Invetex,
etc), la titánica lucha contra el latifundio, los esfuerzos en los programas
sociales, y ahora la creación de las Empresas de Producción Social, son
iniciativas que diversifican e intensifican las estrategias para llevar adelante el Socialismo. Englobando
toda esta labor se encuentra la creación de la Misión Cultura, que tiene como finalidad, crear un nuevo modelo
cultural que, sobre la base de valores como la igualdad, la cooperación, la inclusión, la solidaridad y la
justicia, permita la construcción del Socialismo, atacando desde los patrones
consumistas, pasando por el desarraigo y pérdida de nuestra identidad, hasta la
visión de país subdesarrollado que tenemos. La Misión Cultura debe apuntar
hacia el descubrimiento de que somos un pueblo heroico y transformador, un país
único de libertadores, capaz de vencer ejércitos, libertar a nuestros vecinos e
incluso rescatar nuestra Democracia cuando la misma ha sido secuestrada.
Si se comprende la importancia que tienen los
Núcleos de Desarrollo Endógeno en la construcción del Socialismo del Siglo XXI,
entonces debe comprenderse también, la extrema preocupación de quienes observan
cómo algunos altos funcionarios que tienen que llevar adelante la tarea de la
conformación y consolidación de los Núcleos, han optado por desviar la atención
de todo el esfuerzo organizativo y financiero hacia el problema de las
Cooperativas. Estas son importantes y, como forma de organización popular, las
mismas están presentes en los Núcleos siendo una forma de incorporar a los
excluidos en el desarrollo nacional. Pero, si se centra la atención y el
esfuerzo de Gobierno en las Cooperativas y no en los Núcleos de Desarrollo
Endógeno, estaremos ante un Gobierno asistencialista y preocupado por el
desarrollo nacional, pero no ante un Gobierno Revolucionario. La Revolución y el
Socialismo no admiten medias tintas, no se trata de hacer eficiente un Estado
que la burocracia misma se lo come, se trata de transformar revolucionariamente
y de raíz un Estado ineficiente y burocrático.
Para algunos altos funcionarios es más importante
manejar cifras relacionadas con las Cooperativas pues estas son más
alentadoras: actualmente se tienen alrededor de 8.000 cooperativas de lanceros
en todo el país. Sin embargo, debemos afrontar la realidad, y si los números
que tienen que ver con los Núcleos no son, por ahora alentadores se debe
trabajar y profundizar el esfuerzo por crearlos y consolidarlos. Para la fecha
se tienen alrededor de 125 Núcleos en el país, contados desde marzo del 2004, a
pesar de que el Presidente exigió
tener mil nuevos Núcleos para este año. Esta cifra
es verdaderamente preocupante y no debemos ocultarla, hablando sólo de
cooperativas. Nadie ha dicho que esto es fácil, nadie dijo que la Revolución
fuese algo sencillo, grandes revolucionarios han señalado muchas veces que lo
más fácil de una Revolución es obtener el poder, pero la transformación de la
sociedad es la que requiere multiplicar el trabajo y la imaginación.
Como revolucionarios, es importante que los
venezolanos comprendamos la importancia y la urgente necesidad que existe de
construir el Socialismo en Venezuela, y en ese sentido, los Núcleos de
Desarrollo Endógeno son parte fundamental de este proceso. Es importante
también, entender que esto requiere muchísimo trabajo, pero, ¿ante quién nos
enfrentamos? es al imperialismo, al capitalismo salvaje y a ese modelo de
dominación cultural que por siglos nos ha robado nuestras riquezas haciéndonos
creer que somos incapaces e inferiores y por eso nuestro destino es ser pobres.
El Socialismo en nuestra Revolución es la reivindicación del Hombre, es la
lucha por la igualdad, es la eliminación de la pobreza y las injusticias, es
pasar a la historia y a un recuerdo lejano el hambre y las necesidades. El
Socialismo es posible en Venezuela, si somos sinceros y aceptamos las críticas
constructivas que como estas se hacen, en función de hacerlo avanzar. Es
momento de profundizar la Revolución!.
Las empresas a nivel nacional e internacional, en
el ámbito público y privado, se encuentran en un proceso de cambio constante
para garantizar su supervivencia y mantener o mejorar su posición competitiva.
Venezuela no es la excepción y se ha encaminado en un proceso de cambio
denominado desarrollo endógeno el cual pretende incorporar a los procesos
económicos y generadores de riqueza a grandes contingentes de recursos humanos que aun están sin participar.
El desarrollo endógeno visto como proceso de
cambio, busca potenciar las fuerzas internas del país, combinando la inercia
económica capitalista con principios de economía social para disminuir las
barreras a la entrada (inclusión) de aquellas franjas de la sociedad, las
cuales, por efectos del mismo modelo no tenían posibilidades de acceso rápido a
los procesos económicos y de agregación de valor.
Está claro que en nuestro país se presentan
desequilibrios importantes en cuanto a la distribución del bienestar, y que los caminos que se han
intentado en el pasado para compensarlo no han sido exitosos en cuanto a los
resultados (actualmente: clase D 23% y E 58% de nuestra población). Por eso es
necesario un proceso de transformación que vaya más allá de lo económico y
cubra aspectos culturales y sociales que sirvan para realimentar lo económico.
Es difícil lograr la inserción de una capa tan
fuerte de nuestra sociedad sin producir traumas y enfrentar conflictos con el
modelo establecido; es difícil lograr nuevas relaciones de equilibrio
productivo sin afectar la producción y la productividad. Esto es así, pues los
procesos de cambio tienen fases que cumplir y serán exitosos solo en la medida
en que propongan un futuro mejor, y que sean capaces de lograrlo; de otra forma
la sociedad en su conjunto buscará un camino para satisfacer las necesidades de
un país que se busca a si mismo y explora todas las posibilidades para
encontrarse.
El desarrollo endógeno va de abajo hacia arriba
(bottom up), mientras que el enfoque tradicional es desde arriba hacia abajo
(top down). Esta consideración tiene una connotación importante de
complementariedad, que puede visualizarse gráficamente con una pirámide cuya
parte superior ya está desarrollada (aunque requiere de grandes mejoras e inversiones) y la mitad de abajo es la que debe incorporarse
mediante los diferentes impulsores que se están desplegando.
Al ser de abajo hacia arriba y tener como objetivo
alcanzar la mitad de la pirámide para complementarse con el resto de la
economía (cadenas productivas y clusters o polos de desarrollo) los objetivos parecen mas
posibles y cuantificables. La base está constituida por las comunidades y sus potencialidades
geográficas, de conocimiento y capacitación, de apoyo financiero, y de ventajas
comparativas (y como convertirlas en competitivas), en un ambiente inclusivo de amplia participación social.
Si bien el desarrollo endógeno presenta varios
ángulos (economía popular, polos de desarrollo / desconcentración territorial,
inclusión y contraloría social, entre otros) en este artículo me referiré a la
relación entre el desarrollo endógeno y la cogestión, siendo esta última, solo
una de las opciones de organización participativa. La cual, por cierto tiene
que ver con empresas establecidas, ya sea que estén activas, o inactivas con
posibilidades de reactivación. Menciono esto, pues los nuevos emprendimientos
van a tener un perfil mas cooperativista que cogestionarlo. En definitiva, la
cogestión va a tener que ver con empleo ya existente, y con activos sub-utilizados, y cuál es su rol en la estrategia
de desarrollo endógeno.
Los primeros pasos del proceso de transformación ya
se han dado con la incorporación de los trabajadores en la gestión empresarial a través de los diferentes esfuerzos en marcha,
haciendo con ello viable la cogestión o participación activa y protagónica de
los trabajadores en la administración de los recursos. Sin perder de vista que requiere
de una gran inversión tanto monetaria como de tiempo y que suele demorar
(como todo proceso de cambio cultural) tiempos inusualmente largos comparado
con otros procesos de transformación empresarial. Cada empresa debe tener
claras sus prioridades y la manera en que las cosas deben ser hechas: no hay
una fórmula única para todas las empresas.
La cogestión requiere que todos los estratos con
competencia en la toma de decisiones tengan un entendimiento común de qué es lo
que se quiere lograr; dónde están ahora con respecto al logro esperado; y qué
deben hacer para cerrar la brecha (gap) entre las expectativas y los logros. La
cogestión es sólo verdadera cuando una parte no puede actuar sin la otra, lo
cual no significa que la cuota de poder sea necesariamente equivalente entre el
empleador y el trabajador. Para transformar una empresa, deben considerarse ocho aspectos (articuladores
direccionales), los cuales a través de una dinámica de transformación lograrán,
con el menor trauma y conflictividad posibles, llevarla hacia el nuevo modelo.
http://www.vive.gob.ve/imprimir.php?id_not=10
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